La Necesidad de un Mesías

Mediante el acto de creer uno puede ser salvo. ¿Cómo puede ser esto una realidad? En Marcos 16:16 Jesús dijo:

"El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado."

En el pasado, la única manera de ser perdonado por el pecado era sacrificar animales. Pero esta práctica ritualista no fue suficiente. Dios, en su misericordia, ofreció a su hijo para la limpieza del mundo entero. El tormento y el dolor que Jesús sintió en la cruz son inmensurables para que cualquier persona los pueda soportar. Pero Jesús completó su misión.

La misión de Jesús se captó específicamente desde los 30 a los 33 años. En esos tres años Jesús viajó a muchas ciudades, enseñó, sanó y preparó a sus discípulos para luego seguir sus pasos y compartir las buenas nuevas.

Esta misma buena noticia es la que llevamos hoy: Jesucristo vino a la tierra y murió por todos nuestros pecados. Sin estas buenas noticias, nuestra creencia no es nada. Pablo explica esto en 1 Corintios 15:14-17:

"Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados."

Ahora bien, ¿qué es un Mesías? Un mesías es el “ungido” prometido o Cristo; el Salvador. La idea del Mesías creció a lo largo del Antiguo Testamento a medida que los profetas daban más mensajes de Dios. Estas profecías no incluyen la palabra Mesías, pero muchas han sido interconectadas con el ungido que fue profetizado en Daniel 9:25-27:

"Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador."

El pueblo judío todavía está esperando la llegada de su Mesías. Las señales seguras de la Era Mesiánica son:

• Habrá una recolección física de Judá de los cuatro confines de la tierra (Isaías 11:12, 27:12-13)
• Se realizará el restablecimiento del Santo Templo (Miqueas 4:1)
• La era mesiánica será una de paz mundial (Isaías 2:4, 11:6, Miqueas 4:3)
• El mundo entero creerá en Dios (Isaías 11:9, 40:5, Sofonías 3:9)

El pueblo judío cree que el Mesías será humano y proviene de descendencia judía (Deuteronomio 17:15; Números 24:17), y específicamente descendiente de Judá (Génesis 49:10. La tradición sostiene que en cada generación nace un mesías y depende de la condición del mundo y de si los judíos merecen su regreso.

El Mesías traería la redención política y espiritual mundial al traer de regreso a todo el pueblo judío a Israel y restaurar Jerusalén. (Isaías 11:11-12; Jeremías 23:8). También establecerá un nuevo gobierno en Israel que será el centro de todo el gobierno mundial. No sólo para los judíos, sino también para los gentiles. El Mesías reconstruirá el templo y establecerá el culto (Jeremías 33:18).