Atrévete a tocar Su manto

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un hombre con un talit, sentado, leyendo una biblia

Buscando su Sanidad


Basado en Marcos 5:23-34

Siempre que miramos esta historia, miramos una mujer determinante a buscar y recibir su sanidad. Es una de mis historias favoritas ya que es la primera persona que como digo yo en mis palabras… ¡le robo un milagro a Jesús! Y para eso si debes de ser atrevida. Y así debemos de ser hoy día como esta mujer, presionar y atravesar toda circunstancia que nos rodea y llegar al Maestro para obtener nuestro milagro de sanidad.

En todo esto, son muchos son los que rodean al Maestro, pero nada ocurre… muchos disque tocan y presionan, pero sin embargo Poder o Virtud no logran obtener de Él. Porque es que cuando tu tocas y alcanzas el lugar correcto de Dios, entonces recibirás tu sanidad, y más que nada tu libertad y serás salva. Había una multitud que le apretaba y oprimía (agobiaba)… nada necesitaban, solo eran espectadores. ¡Como muchos hoy día!

Mateo 9:20 - “Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto”

Mateo dice que toco el borde de su manto, pero culturalmente sabemos que no fue el caso de Jesús, porque en el primer siglo los hombres usaban túnicas completas. Lo que nosotros conocemos como el ruedo o borde no lo tenían.

La palabra griega que así que usa es “kraspedon” lo que significa una “borla de lana trenzado.” Muchos piensan que como la multitud era grande o eran muchos ella toco cualquier parte de su túnica o manto. Pero, de hecho, buscó la borla al final de Su manto.

¿Por qué esto es importante? ¿Porque Mateo nos muestra que parte del manto fue la que ella toco? Primero tenemos que identificar que en si Jesús llevaba puesto, teniendo en mente que Jesús como judío del primer siglo, como los demás hombres también observaba los mandamientos. Miremos Números 15:37-41

"Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul. Y os servirá de franja, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová, para ponerlos por obra; y no miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en pos de los cuales os prostituyáis. Para que os acordéis, y hagáis todos mis mandamientos, y seáis santos a vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios."

Deuteronomio 22:12 - “Te harás flecos en las cuatro puntas de tu manto con que te cubras.”

Por lo tanto, según las Escrituras, Jesús llevaba una prenda que se asemejaría a un manto de oración de hoy en día. También fue conocido como un talit, que en sus 4 esquinas tiene los flecos o conocidos como los tzitzit.

En Números 15:38 la palabra que se utiliza para “borde” es la palabra en hebreo “kpanaf” que también es traducida como “alas.” Por lo tanto, las esquinas del manto de oración, o del talit, a menudo se le llama “alas” del manto.

Y hacemos paréntesis aquí para entonces ver y entender mejor lo que dice en Salmos 91:1-4 - “El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad.”

Esto habla de estar bajo la protección y ley de Dios. Aquí vemos que esta mujer si conocía la Palabra de Dios, si conocía las promesas que Dios ha hablado a Su pueblo. Ella siendo inmunda (Levítico 15) y rechazada, pues nadie la podía tocar. Confiando en esta Palabra y creyendo en Su Dios salió al encuentro del Mesías que tanto esperaba.

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La Virtud del Mesías

Ahora, ¿Por qué al encuentro del Mesías? ¿Por qué en busca de Sus “alas”? En el pueblo judío del primer siglo había entre ellos una creencia, una convicción que los bordes o “kapanaf” del Mesías tenían poder. Por lo que dice en Malaquías 4:2 “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.” Esto que leemos aquí es lo que se conoce como un título Mesiánico; como también lo es la Estrella de la mañana, Hijo de David, entre otros más. Son descripciones que solo son atribuidas al Mesías.

Así que esta mujer del flujo de sangre conociendo que esta profecía de Malaquías hablaba del Mesías que se esperaba y ella saber que Jesús era ese Mesías, entendió que si tan solo tocare el borde de Su manto seria sana y salvada. Para ella ese pasaje de Malaquías decía: Mas a vosotros los que tenéis a mi nombre, Jesús nacerá y en sus alas traerá salvación y sanidad.

Esta era su fe, esperando que llegara el Mesías con sanidad en sus alas, ahora… sepa que la sanidad no está en los flecos, los flecos no fueron los del milagro, sino su fe en la persona que llevaba el manto, los flecos.

Una vez más vemos esta sanidad en Marcos 6:53-56, especificamente en el vérsiculo 56 - "Y dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o campos, ponían en las calles a los que estaban enfermos, y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos."

Una vez más, la palabra aquí usada para borde es “kraspedon” del griego para borla o fleco.

Ahora miremos la descripción de Lucas por un momento.

Lucas 8:46 “Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí.”

Lucas 8:46 Reina-Valera Antigua “Y Jesús dijo: Me ha tocado alguien; porque yo he conocido que ha salido virtud de mí.”

La palabra para virtud viene del griego “dunamis” que significa fuerza, violencia, poder, poder milagroso.

Jesús pregunta, ¿Quién me ha tocado? Fue un toque diferente al de los demás. Fue poder, fuerza, violencia lo que salió de Él. NO fue cualquier poder, fue un poder milagroso. Esta misma expresión de poder o “dunamis” fue la misma que se utilizó en Lucas 1:35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.

La palabra aquí usada es dunamis. El poder de Dios, la fuerza de Dios sobre María en aquel entonces, ahora esta mujer del flujo de sangre decide arrebatar su sanidad. Un acto de atrevimiento la llevo a su sanidad y salvación, pues el le dijo tu fe te ha salvado. Hoy, estaremos dispuestas a ir mas allá, a pasar sobre nuestros problemas para así tocar las alas del Maestro, donde esta nuestra sanidad y liberación.

Ahora no tocamos el borde o los flecos de un manto… ahora nuestra obediencia, nuestra alabanza es la que toca a Dios para que El obre en nosotras. Es conocer nuestra identidad en Cristo Jesús la que nos posiciona en victoria, nos posiciona para recibir el milagro en nuestra vida.

Atrévete no a tocar el manto, sino aumentar tu fe para desatar el poder de Dios sobre tu vida, tu familia, tus hijos, tu trabajo. El mismo poder que lo levanto de los muertos es el mismo poder que opera en nosotros en Cristo Jesús, pues ya no vivo yo más vive Cristo en mí.



Sobre la Autora
La Apóstol Limarie lleva 18 años sirviendo en distintos ministerios, entre ellos el pastorado, la educación Cristiana y el diseño de la mujer. Es esposa y madre de tres varones. Activamente está pastoreando, junto con su esposo el Apóstol Juan C. Vargas, la iglesia Casa de Adoración. Su libro más reciente es Yo Soy Quien Dios Dice Que Soy.

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