Dejar ir y Acceptar Lo Nuevo

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un feather en el piso

Mientras estamos en el umbral de un nuevo año, muchos de nosotros llevamos cargas del 2024. Decepciones, dolores, sueños no cumplidos, y tal vez incluso lamentaciones. Sin embargo, la Palabra de Dios nos recuerda que servimos a un Dios de nuevos comienzos, un Padre que se especializa en convertir las cenizas en belleza y luto en baile.

El Poder de Soltar el Pasado Para Recibir lo Nuevo


En estos momentos de transición, se nos es reordada la historia de José, un hombre que tenía todas las razones para aferrarse al dolor de su pasado, pero eligió ver el propósito de Dios. Como José, nosotros también podemos declarar que lo que otros significaban para el mal, Dios significaba para el bien (Génesis 50:20). Nuestros desafíos del 2024 no son el final de nuestra historia; son la tierra de la que Dios hace crecer nuestro testimonio.

No importa lo que suceda a nuestro alrededor, sus promesas no se romperán porque Él es fiel. Porque Él es el Yo soy, el Altísimo, Yahweh, el Salvador, el Defensor, el Protector y nuestro Padre.

Isaías 43:18-19: No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad

Este versículo poderoso sirve como nuestra invitación para liberar lo que hay detrás de nosotros. La palabra "olvídate" aquí no significa borrar nuestros recuerdos, sino aflojar nuestras experiencias pasadas que nos mantienen atados.

Así como un árbol debe derramar sus hojas de otoño para prepararse para un nuevo crecimiento de primavera, también debemos aprender a olvidar lo que ya no sirve al propósito de Dios en nuestras vidas.

La segunda parte de este versículo: "He aquí que yo hago cosa nueva" revela la naturaleza constante de Dios como Creador e Innovador. La palabra "nuevo" en hebreo sugiere algo sin precedentes, no sólo una repetición o mejora de lo antiguo.

Cuando Dios abre "un camino en el desierto", no sólo está despejando un camino sino que está creando algo que no existía antes. La imagen de ríos en la soledad habla de la capacidad de Dios para traer vida y sustento a lugares que parecen áridos y sin esperanza.

A veces, nos aferramos a las heridas pasadas, decepciones, o incluso a los éxitos tan firmemente que nuestras manos están demasiado llenas para recibir lo que Dios ha preparado para nosotros en 2025. El Apóstol Pablo entendió esto cuando escribió:

Filipenses 3:13-14: Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Rendirse no es un signo de debilidad, es un acto de fe. Cuando liberamos nuestro control sobre fallos pasados, relaciones rotas, o expectativas no cumplidas, estamos demostrando confianza en el plan soberano de Dios para nuestras vidas.

La promesa de renovación de Dios no es sólo un evento anual, está disponible para nosotros cada mañana. Al acercarnos a 2025, podemos consolarnos sabiendo que el mismo Dios que nos llevó a través de los valles de 2024 ya está dispuesto a llevarnos a nuevos horizontes de Su gracia.

Dejar ir es parte de nuestro viaje de transformación. Cada desafío que liberamos, cada carga que nos rendimos, crea espacio para que Dios trabaje Su poder transformador en nuestras vidas. Este proceso no siempre es cómodo, pero siempre es un propósito.

Al preparar nuestros corazones para 2025, es crucial entender que las bendiciones de Dios llegan a menudo en paquetes inesperados. A veces, lo que percibimos como contratiempos en el 2024 era en realidad la forma de Dios posicionarnos para cosas mayores.



imágen del pastor samuel

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Sobre el Autor
Pastor de jóvenes junto a su esposa. Amador de Dios y la palabra no adulterada. Es veterano del Army de los EU y es activamente un policia.

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