Imitadores de Cristo, El Proceso de Josué

  • Compartelo:
un espejo

Hemos escuchado y leído en muchas ocasiones, las palabras del Apóstol Pablo que dicen: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”. Pero quiero expandir, esa actitud o capacidad, de imitar lo bueno, aun cuando el modelo no sea perfecto, como sucedió entre Josué y Moisés.

Imitame a Mi

Yo quisiera decir, imítenme a mí, aunque lo que realmente quiero decir es, “imiten lo bueno que hay en mi”, pero aprendan y corrijan, de lo malo, aprendan de mis defectos y de mis debilidades, sean mejores.

Un verdadero discípulo, sabe sacar lo mejor, aun de lo peor, la mejor enseñanza de la peor experiencia, esa es la diferencia entre un buen discípulo y uno discípulo normal. El buen discípulo puede ver la enseñanza y el trato de Dios, aun en modelos y maestros imperfectos.

Hablemos un poco de la relación entre Josué y Moisés. Este caso es muy especial porque no se habla de Josué directamente y ni siquiera Moisés mismo, se fijó específicamente en él, de la manera en que Dios mismo se fijó en él.

Permíteme decirte algo joven, la única atención que tu debes estar llamando, es la atención de Dios.

Hoy muchos jóvenes allá afuera viven buscando reconocimiento, aprobación, aceptación a través de las redes sociales. ¿De qué nos valdría recibir todo el reconocimiento del mundo, si no tenemos una relación personal con Dios?

La historia de Josué y Moisés comienza durante el reconocimiento de la Tierra por Poseer, Números 13.4-16:

“Estos son sus nombres: De la tribu de Rubén, Samúa hijo de Zacur. De la tribu de Simeón, Safat hijo de Horí. De la tribu de Judá, Caleb hijo de Jefone. De la tribu de Isacar, Igal hijo de José. De la tribu de Efraín, Oseas hijo de Nun. De la tribu de Benjamín, Palti hijo de Rafú. De la tribu de Zabulón, Gadiel hijo de Sodi. De la tribu de José: de la tribu de Manasés, Gadi hijo de Susi. De la tribu de Dan, Amiel hijo de Gemali. De la tribu de Aser, Setur hijo de Micael. De la tribu de Neftalí, Nahbi hijo de Vapsi. De la tribu de Gad, Geuel hijo de Maqui. Estos son los nombres de los varones que Moisés envió a reconocer la tierra; (y a Oseas hijo de Nun le puso Moisés el nombre de Josué)”

Yo quiero que ustedes entiendan que cuando Dios pone sus ojos en nosotros, no importa quien no los ponga, no importa quien se dé cuenta de nuestro valor, ni quien este ahí para nuestro proceso. Dios siempre será suficiente, desde el comienzo del proceso hasta el cumplimento de su propósito en nosotros.

Hay detalles que no se cuentan de Josué, como, por ejemplo, Josué era el único que permanecía constantemente en el Tabernáculo de Reunión, aun cuando Moisés mismo se regresaba al campamento (Éxodo 33.11) y Josué estuvo con Moisés cuando Aaron, sus hijos y los 70 ancianos fueron llamados a recibir las Tablas de la Ley de Dios, aunque no fue invitado formalmente.

4 jovenes mirando hacia la alturas

Los Succesos de Exodo 24

Lean Exodo 24:1-18 antes de continuar.

Que sucedió exactamente con Josué durante este evento, no lo sabemos, pero si sabemos que el estuvo ahí, viendo todo de cerca y siendo formado en el oficio que un día le sería entregado.

Ay personas que serán sorprendidas al ver que muchos que no tenían un nombre ni una posición sobresaliente, hereden funciones y responsabilidades importantes en el Reino, y en el Cuerpo de Cristo.

Los jóvenes quieren estar siempre en el lugar y el momento correcto para aprender, para ser testigos, para recibir lo que Dios les quiere entregar. No es necesario que alguien reconozca su presencia, y ni siquiera, que los inviten, si Dios los escoge, ningún hombre podrá ignorarlos ni descalificarlos.

Si no hay quien te ensene bien, entonces desarrolla mejor tu nivel de aprendizaje, ¿a qué se refiere esto? sencillo, escudriña todo, pero reten solo lo bueno, se un imitador de lo bueno. Muchas veces, a la falta de los modelos correctos, será necesario enfocarnos aun mas en Dios y aprender directamente de él.

No hay nada más importante que llegar a ser la persona correcta ante los ojos de Dios, aunque eso conlleve, convertirnos en las personas incorrectas, ante los ojos de la sociedad.

Yo declaro que aquí esta la Generación de Josué, una generación de jóvenes que, aunque los Moisés les puedan fallar, saben que Dios nunca les fallara. Una generación que será imitadora de Cristo y no del mundo y sus modelos. Una generación que heredara, que conquistara y que liderara a otros a entrar en el Pacto con Dios, en el que ellos mismos han entrado.



Sobre el Autor
El Apóstol Vargas es fundador de varios ministerios, donde la educación cristiana es uno de ellos. El es Coach Cristiano, Capellán, y un Maestro de la palabra de Dios. Su libro publicado más reciente es Mentoría Generacional.