1 Pedro 1:13-16
Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
Restaurar = acción y efecto de reparar, recuperar, volver a poner algo en el estado original o primitivo.
Ejemplo del arte (porque todos somos una obra maestra del artesano, de nuestro Dios, somos hechuras de Él.) La restauración esta vinculada a los procesos que se llevan a cabo para preservar o devolver la originalidad de un bien cultural. El restaurador debe revisar la obra de arte, emitir un diagnostico e intervenir con el objetivo de conservar sus características originales. Si la obra esta afectada por la humedad o exhibe otro daño, la restauración consiste en devolverle la belleza tal cual la concibió el autor.
Queremos que Dios restaure Su santidad en nosotros. Pero antes debemos de conocer cuál es esta santidad que Dios nos demanda, esta santidad a la cual fuimos llamados a vivir. Esta santidad que solo Cristo nos da y el Espíritu Santo nos ayuda día a día a mantenerla.
Como leímos en 1 Pedro debemos ser sobrios y entendidos, saliendo de la ignorancia, por esto debemos conocer y entender las definiciones. ¿Qué es la santidad? ¿Qué o quien es santo?
Santidad = Se deriva de la raíz hebrea “qadash” o “kadosh” santo; el significado básico es separación o apartar.
Cuando yo digo que soy “santa” o quiero vivir una vida en santidad, es que me aparto de todo lo que contamina mi vida, separo o aparto algo para Dios. (Ej. Mis vestidos y calzado de danza) Santidad es el atributo que diferencia a Dios de todos los otros seres creados. Se refiere a su majestad y su perfecta pureza moral. No existe absolutamente ningún pecado o pensamiento malvado en Dios.
Y si vamos a restaurar la santidad, debemos ir a la fuente, al que es 3 veces santo, al Santo de Israel, Jehová de los ejércitos.
Lo que cita aquí Pedro lo miramos en Levítico 11, cuando Dios esta dando instrucciones sobre lo que es puro (limpio) a lo que es inmundo y dice en el verso 44: Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificareis y seréis santos, porque yo soy santo; … así que no te contaminaras. Antes de Levítico vemos en Éxodo que en la diadema de los sacerdotes estará impresa por las siguientes palabras… Santidad a Jehová.
Quiero hacer un punto aparte antes de seguir con la santidad solamente y decirte que la santidad y la perfección van de la mano. Son muy buenas hermanas. Vamos a Mateo 5:48, Juan 17:23… Genesis 17:1 “Yo soy el Dios Todopoderoso. Anda delante de mi y se perfecto.” Antes de hablar o mencionar de vivir en santidad, se hablo de vivir y caminar siendo perfectos, como lo es Dios. ¿Por qué dejan la perfección a un lado, mas a la santidad no?
Lo primero que quiero que sepas, aprendas y entiendas y sobre todo vivas conforme a esto por fe es: Eres perfecto y lleno de santidad en Cristo Jesús, por su sangre que te limpia y justifica. Por el poder del Espíritu Santo obrando día a día en ti. (Claro, si vivimos en rendición total a Dios y en obediencia a su Palabra.)
¿Por qué queremos restaurar la santidad y no reposicionarla?
Porque lo que para ti o para mi fue santidad hace unos años atrás pudo haber sido de una fuente no conforme a la luz de las escrituras. Porque lo que para mi es santidad, para ti no lo es. Por esto al restaurarla nos vamos a la fuente original y esa es el carácter de Dios, como se mira la santidad en Dios.
Puede que de forma absoluta no terminemos de comprender la grandeza de la santidad de Dios, pero si nos podemos acercar mediante la revelación que nos da el Espíritu Santo, quien es también la santidad de Dios.
En Éxodo 15:11, Moisés hace una pregunta: "¿Quién como Tu, Oh Jehová, ¿entre los dioses? ¿Quién como Tu, magnifico en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios? Esta santidad adopta todos los diferentes atributos de cada persona de la Trinidad; el Padre, el Hijo y en especial el Espíritu Santo quien es el que nos proporciona un conocimiento intimo de un Dios Santo.
1 Corintios 2:10… “porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.”
El termino santidad es aplicado a Dios en 2 sentidos. Primero, Dios esta separado, existiendo sobre todo lo creado. Aun así, es Dios quien nos llama a una pureza ética. En segundo lugar, ciertas cosas son consideradas santas debido a su conexión con Dios, ej. La tierra, el Shabbat, lugar, vestimentas, artículos con el tabernáculo.
La santidad de Dios impregna todo lo que El toca, especialmente a nosotros.
Los encuentros del ser-humano con la santidad de Dios en los tiempos pasados bíblicos, muchos fueron aterradores. El monte Sinaí fue santificado, Éxodo 19
Aproximarse a la santidad de Dios requiere de reverencia y de una obediencia absoluta a Sus órdenes. Cuando consideramos la santidad de Dios pudiera parecer imposible a criaturas disque “imperfectas” (pero, en Jesús somos perfectos).
Cómo podemos separarnos totalmente del pecado?
Sepa que cuando Dios creo al hombre, Él quería que experimentáramos su gloria. El hombre es la culminación de la obra creadora de Dios. Nuestra existencia no es una casualidad, ni tampoco un accidente. Dios sabia lo que estaba creando y quería que cada uno de nosotros recibiera santidad.
Todo esto lo logramos por medio de Jesucristo. Toda persona que se arrepiente de sus pecados y deposita una fe verdadera en Cristo Jesús, es santificada y por lo tanto es santa. Leamos 1 Corintios 6:9-11:
"¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios."
Necesitamos al Espíritu Santo de Dios activo, obrando a diario en nosotros para poder ser santos, como Dios es santo.
2 Corintios 7:1 - Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. (les dije, la perfección y la santidad son hermanas)
Partícipes De La Santidad
Al ser disciplinados nos hace partícipes de la santidad.
2 Timoteo 3:16-17 - Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Cundo recibimos la justicia de Cristo, es santificada por Dios. Es por eso por lo que los cristianos son llamados “santos.” El cristiano es justo y por lo tanto santo ante los ojos de Dios, pero ya que no ha sido glorificado todavía, al mismo tiempo es también un pecador en necesidad continua de arrepentimiento y perdón.
Jesucristo vivió una vida perfecta y cumplió toda la ley y cuando deposito toda mi fe en El, no solamente mis pecados son puestos sobre El, sino que su justicia es puesta sobre mí. De esa manera soy declarado justo y santo ante Dios.
Una vez más, todo se logra en la nueva vida, en el espíritu por el Espíritu Santo. Mientras estamos en este cuerpo terrenal, seguiremos batallando con el pecado. Debemos esforzarnos en la gracia, por el poder del Espíritu para vivir una vida santa ante Dios. En la teología esto se le llama “santificación progresiva”. En 1 Pedro 1:15-16 se refiere a esto, la meditación de la Palabra, la oración, el ayuno, reunión con los santos (el congregarse), participar de los mandamientos, para así transformarnos a la imagen de su Hijo; por esto mucho llamados en la biblia a la santificación. Confiando en el poder del Espíritu y la gracia de Dios lo lograremos.
Debemos creer en este poder transformador del Espíritu, vivir una vida llena del Espíritu Santo, despojarnos del viejo hombre (Efesios 4:22), vestirnos y tomar la armadura del Espíritu (Efesios 5:11) y así vencer todo aquello que nos separa de Dios. La santificación no es pasiva, no es para flojos; es para aquellos que en el poder del Espíritu y confiando en la gracia, se consideran nuestros al pecado y luchan con el con todas sus fuerzas.
La santidad va más allá de la vestimenta natural, el cabello o la intención de ser bueno… sino también odiar el pecado. Cuando el bautismo del Espíritu Santo y fuego viene sobre nuestra vida, desarrolla en nosotros una indignación santa contra el poder del pecado y comienzas a aborrecer todo camino de maldad. Aborrecer todo lo que le aborrece a Dios.
Si tu no odias tu pecado, no vas a librarte de él.
Sobre la Autora
Ver Sus Publicaciones