La Obediencia Siempre Trae Bendición

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un hombre sentado dentro de un circulo

¿Es simplemente seguir un conjunto de reglas, o es algo más profundo y transformador?

La Obediencia como un Acto de Amor


La obediencia a Dios a menudo se malinterpreta como una adherencia rígida a las reglas. Pero en realidad, es una expresión de amor y reverencia hacia Aquel que nos creó. Jesús mismo dijo en Juan 14:15: “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” La obediencia no se trata de miedo u obligación; se trata de amor. Cuando amamos a Dios, naturalmente deseamos seguir Sus caminos porque confiamos en que Sus planes para nosotros son buenos.

En Lucas 11:27-28, una mujer en la multitud le gritó a Jesús: “Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste.” Jesús respondió: “Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.” Jesús enfatizó que la verdadera bendición no proviene de lazos terrenales o estatus, sino de escuchar y obedecer la Palabra de Dios.

La historia del rey Saúl en 1 Samuel 15 es un poderoso recordatorio de los peligros de la obediencia parcial. Dios le ordenó a Saúl que destruyera por completo a los amalecitas y todas sus posesiones. Sin embargo, Saúl perdonó al rey Agag y lo mejor del ganado, alegando que los usaría como sacrificios para Dios.

Samuel confrontó a Saúl, diciendo: “¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.”

La desobediencia de Saúl le costó su reinado. Esta historia nos enseña que Dios valora la obediencia completa sobre las buenas intenciones o los rituales religiosos.

La obediencia parcial sigue siendo desobediencia, y puede impedirnos experimentar la plenitud de las bendiciones de Dios.

Uno de los aspectos más hermosos de la obediencia es que está arraigada en la libertad, no en la coerción. En 1 Corintios 10:23, Pablo escribe: “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.” Dios nos ha dado libre albedrío, y no nos obliga a obedecerle. En cambio, nos invita a elegir Sus caminos porque conducen a la vida y a la bendición.

Gálatas 5:1 nos recuerda: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.” La obediencia a Cristo no se trata de legalismo o esclavitud; se trata de vivir en la libertad de Su amor y gracia.

Rompiendo las Cadenas de las Creencias

A veces, nuestra obediencia se ve obstaculizada por las “cadenas de las creencias”: ideas o mentalidades falsas que nos impiden confiar y seguir plenamente a Dios. Estas cadenas pueden incluir el miedo, el orgullo o incluso nuestro propio entendimiento. Proverbios 3:5-6 nos anima: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.”

Para romper estas cadenas, debemos sumergirnos en la Palabra de Dios, permitiendo que Su verdad renueve nuestras mentes y transforme nuestros corazones. Romanos 12:2 dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

Cuando vivimos en obediencia a Dios, experimentamos Su paz, gozo y favor. Aquellos que nos rodean pueden ver la diferencia en nuestras vidas. La obediencia abre la puerta a las bendiciones de Dios, no porque las ganemos, sino porque nos posicionamos para recibir lo que Él ya desea darnos.

Deuteronomio 28:1-2 dice: “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.”

¿Qué te está impidiendo obedecer a Dios? ¿Es el miedo, el orgullo o el deseo de controlar tu propia vida?

Tómate un momento para reflexionar sobre lo que podría estar reteniéndote. Pídele a Dios que revele cualquier área de desobediencia en tu vida y que te dé la fuerza para rendírsela a Él.

Pasa tiempo en oración, pidiéndole a Dios que te lleve a una relación más profunda con Él. Busca Su guía a través de Su Palabra y el Espíritu Santo. Recuerda, la obediencia no se trata de perfección, sino de progreso. Es un viaje diario de elegir confiar y seguir a Dios, incluso cuando es difícil.

Mientras caminas en obediencia, descubrirás la vida abundante que Jesús prometió. Experimentarás Su paz, gozo y favor, y te convertirás en un testimonio viviente de Su bondad. Así que da el primer paso hoy. Elige la obediencia y observa cómo Dios transforma tu vida y te bendice más allá de toda medida.



imágen del pastor samuel

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Sobre el Autor
Pastor de jóvenes junto a su esposa. Amador de Dios y la palabra no adulterada. Es veterano del Army de los EU y es activamente un policia.

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