Que Nada ni Nadie te Saque de la Carrera

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una pista de correr que contiene los números 1-6

Nuestra Carrera de la Fe


En la carrera de resistencia se nos exige resistir, tener firmeza, potencia. Resistencia también es rebeldía, le tenemos que tener rebeldía al pecado que nos asedia. ¿Después de tanto sufrimiento sería feliz? Pues si, Isaías 53:11 “Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho;” Cuando eres satisfecho hay un sentido de felicidad que le acompaña.

Lea Hebreos 12:1-4

En la versión Reina Valera dice Jesús es el “consumador” de la fe. Consumador quiere decir el que cumple, acaba, realiza o finaliza. O sea, nuestra fe se perfecciona solo en Cristo. Podemos correr confiados con fe pues en Cristo el ya realizo esta carrera y la terminaremos en victoria como el la termino. Pero debemos de despojarnos, que quiere decir, quitarnos, arruinar, desprendernos de todo aquello que nos impida correr y ganar la carrera. Y muchas veces es desprendernos de personas, lugares que nos impiden avanzar en la carrera.

Dice de todo peso y pecado, para correr con paciencia. La carrera no se corre con prisa, con estrés, en competencia con otras… ¡se corre con paciencia! Y que dice la palabra de esto: Santiago1:2-4 “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.”

Hechos 20:24 “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.”

Refleccionemos en estas diferentes traducciones:

2 Timoteo 4:7-8 “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.”

2 Timoteo 4:7-8(NTV) “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera y he permanecido fiel. Ahora me espera el premio, la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me dará el día de su regreso; y el premio no es solo para mí, sino para todos los que esperan con anhelo su venida.”

2 Timoteo 4:7-8(TLA) “He luchado por obedecer a Dios en todo, y lo he logrado; he llegado a la meta, y en ningún momento he dejado de confiar en Dios. Sé que Dios es un juez justo y que, cuando juzgue a todos, me dará una corona como premio a mi obediencia. Y no sólo a mí me la dará, sino también a todos los que esperan con ansias su regreso.”

una corona asentada sobre una mesa con un mantel

Buscando nuestra corona

Tenemos que caminar y correr esta carrera puestos los ojos en JESÚS, el autor y consumador de nuestra fe. Nuestra fe debe de ir en aumento, no desmayar. Por fe somos salvos, por fe somos perfeccionados (que es desarrollados, mejores cada día, afinados), por fe somos santos, por fe tenemos autoridad en Cristo Jesús. Dale una revisada al “salón de la fama de la FE” como le llamo yo en Hebreos 11 para que veas todo lo que es posible por fe y con fe. ¿Pero que es la fe?

Traducido al lenguaje actual es: Confiar en Dios es estar totalmente seguro de que uno va a recibir lo que espera. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no se pueda ver. Dios aceptó a nuestros antepasados porque ellos confiaron en él. Y nosotros creemos que Dios creó el universo con una sola orden suya. Lo que ahora vemos fue hecho de cosas que no podían verse.

Por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección.

Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.

Corramos esta carrera en fe y con paciencia. Juntos llegaremos, ganaremos una corona de justicia. Queremos que nuestro Abba Padre nos diga: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Que cuando lleguen las diversas pruebas sepas que son para producir paciencia y así hacernos perfectos y cabales, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. ¡Pero necesitamos fe!

¡Que, si eres un nacido de Dios, del Espíritu, puedes vencer al mundo! Y la victoria que vence al mundo es nuestra FE.

1 Juan 5:4-6 “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad.

Vamos a verlo en el lenguaje actual: “En realidad, todo el que es hijo de Dios vence lo malo de este mundo, y todo el que confía en Jesucristo obtiene la victoria. El que cree que Jesús es el Hijo de Dios, vence al mundo y a su maldad.

¡Así que animo familia de fe que somos más que vencedores en Cristo Jesús! Hemos sido llamados y escogidos a correr esta carrera y no solo a correr sino a ser ganadores. No desmayemos, si se vale talvez y si es necesario, bajar el paso o tomar algo de refrigerio para continuar… pero como Jesús, NO se detuvo, nosotros tampoco nos detendremos.

Mucha gente lo odió y lo hizo sufrir, pero El siguió adelante. Así también nosotros podemos seguir. Así que cuando escuche esas voces que te digan… Tu no perteneces a esta carrera… le dirás con énfasis y en fe… ¡Yo si pertenezco a en esta carrera y no solo pertenezco, sino que la voy a ganar! ¡Aleluya!



Sobre la Autora
La Apóstol Limarie lleva 18 años sirviendo en distintos ministerios, entre ellos el pastorado, la educación Cristiana y el diseño de la mujer. Es esposa y madre de tres varones. Activamente está pastoreando, junto con su esposo el Apóstol Juan C. Vargas, la iglesia Casa de Adoración. Su libro más reciente es Yo Soy Quien Dios Dice Que Soy.

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