La Biblia es el fundamento de la fe cristiana, ofreciendo una guía clara sobre cómo vivir, incluyendo temas tan debatidos como la sexualidad y el género. En este tema explicaré la postura tradicional cristiana sobre estos temas, basándome en las enseñanzas bíblicas, su contexto histórico, su impacto transformador y su relevancia frente a los debates modernos.
La Oración: Un Mandato y un Privilegio Bíblico
La Biblia presenta una visión clara sobre la sexualidad y el género, afirmando que Dios creó a la humanidad como hombre y mujer con un propósito específico. Génesis 1:27 dice: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”.
Este pasaje establece que el género es binario y parte del diseño divino, con hombres y mujeres creados para complementarse. Génesis 2:24 añade: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”, presentando el matrimonio heterosexual como el contexto para la expresión sexual.
Pasajes como Romanos 1:26-27, 1 Corintios 6:9-11, 1 Corintios 6:18-20 condenan prácticas sexuales fuera de este diseño, como las relaciones homosexuales, describiéndolas como contrarias a la voluntad de Dios .Estos textos son como una guía clara para vivir la sexualidad y el género según el propósito original de Dios, que busca el bienestar humano.
El mensaje bíblico sobre sexualidad y género es consistente a lo largo de sus textos, escritos durante más de 1,500 años por diversos autores. En el Antiguo Testamento, Levítico 18:22 y 20:13 prohíben las relaciones homosexuales, y esta enseñanza se reafirma en el Nuevo Testamento por autores como Pablo.
Esta coherencia sugiere un plan divino que trasciende las culturas. Además, la preservación de los manuscritos bíblicos respalda la confianza en estas enseñanzas.
La visión de la Biblia sobre el matrimonio como una unión sagrada entre hombre y mujer, descrita en Efesios 5:22-33, ha inspirado relaciones estables y familias basadas en amor y compromiso. Estos mandatos bíblicos nos ayudan a alinear la sexualidad con los principios bíblicos para superar luchas como la atracción al mismo sexo o la confusión de género.
Hoy, sin embargo, la cultura moderna promueve visiones alternativas, como la aceptación de la homosexualidad o la fluidez de género, que los cristianos tradicionales consideran contrarias a la Biblia. Debates sobre Romanos 1:26-27 reflejan esta tensión, con muchos creyentes defendiendo la postura tradicional frente a reinterpretaciones que priorizan valores culturales sobre el texto bíblico.
Aunque los debates modernos desafían estas enseñanzas, nosotros como cristianos debemos de sostener que la Biblia ofrece el camino hacia la verdad eterna.
La coherencia de la Biblia, su preservación textual, su impacto transformador y el respaldo de la tradición cristiana apoyan la idea de que sus enseñanzas deben guiar estos temas.
Frente a las presiones culturales, la Biblia llama a los cristianos a vivir según el plan divino de hombre y mujer en el matrimonio, ofreciendo un camino de propósito y paz.
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