Transformados para transformar

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las palabras change is coming en un papel negro

Siendo Agentes de Cambios


Palabras para entender y comprender:

TRANSFORMACIÓN: cambio de forma que sufre una cosa, cambio de aspecto o de costumbre que sufre una cosa, cambio completo por el que una cosa se convierte en otra, acción y efecto de transformar o transformarse, una alteración en un proceso.

CAMBIO: modificación de una cosa para convertirla en algo distinto u opuesto, alteración de un estado por otro, sustitución o reemplazo de una cosa por otra, entrega de una cosa por otra.

Textos base: 1 Pedro 1:3-7, 13-19; 2 Pedro 1:3-15; 1 Tes. 4:7-8 y 2 Cor. 4:6-10

Una vez llegamos al camino de Cristo, dejamos que el Espíritu Santo comience a trabajar en nuestro corazón y si nos rendimos en totalidad a Dios algo debe de ocurrir. Si miramos la definición de la palabra transformación se refiere a cambio de forma o de estado que sufre algo, en este caso somos nosotras.

En Cristo somos nuevas criaturas, comenzando en lo interior para llegar a manifestarse o reflejarse en lo exterior. Somos transformadas por medio de su poder, su espíritu, su gracia y su misericordia que nos alcanzó y ahora somos nueva criatura para Su gloria.

En esta transformación tiene que ocurrir cambios… si estudiamos la definición vemos que tenemos que modificar, alterar, reemplazar todo aquello que impide que Dios se manifieste en nuestras vidas por medio de Jesucristo. Es poder entregar nuestro Yo, nuestra vida, nuestro todo al servicio de Dios. Entregar el yo para que Cristo sea exaltado en todo lugar y en toda situación.

Una mujer transformada tiene la capacidad de transformar a otra. Damos de gracia lo que de gracia recibimos, pero para poder transformar a otra debemos estar nosotras restauradas y transformadas por el poder de Cristo.

Debemos de conocer bien nuestra identidad, nuestra nueva naturaleza en Cristo Jesús para así ser un agente transformador en todo lugar que vamos. Aún más…tenemos la capacidad y la autoridad de transformar la atmosfera en la que estamos.

Pero para lograr transformar quienes están a nuestro alrededor y nuestras atmosferas debemos de nosotras ser TRANSFORMADAS. Esto es algo diario renovar nuestras mentes con la palabra, comprender el amor de Dios, conocer nuestro propósito y llamado.

No podemos hacer por otras lo que no hacemos por y para nosotras mismas. Es en la presencia de Dios donde somos verdaderamente transformadas y adquirimos más de Su identidad, debemos de procurar tener intimidad con Dios.

una silueta de un hombre trepado en un árbol

La cruda realidad

El mundo ya está cansado de ver personas en derrota, agotadas, sin esperanza, más de lo mismo…solo nosotras tenemos la luz de Cristo, la identidad del Padre para darle a conocer a los demás.

Somos olor fragante, somos ese cambio que muchos necesitan, estamos llenas de vida y vida en abundancia. Dejemos que la verdadera transformación sea completada en nuestra vida para así transformar a todos aquellos quienes pasan por ella.

La transformación requiere de cambios y en estos cambios debemos de modificar, alterar, reemplazar y entregar actitudes, modos de pensar, hablar y de actuar. Debemos de entregar la incredulidad, vicios, ignorancia, corto temperamento, impulsividad, falta de misericordia, desprecio y el odio… Lo primero que nos marca diferentes y transformadas es el fruto del Espíritu Santo en nuestra vida.

Cuando llegamos a Cristo, somos equipados para ser agentes de cambio. La Palabra de Dios obrando dentro de nuestro corazón y nuestra mente, en realidad nos reviste, nos adorna, y nos equipa para que el Dios pueda ser glorificado por medio de nosotros.

Entonces, tenemos una elección. Si decidimos no hacer de la Palabra de Dios una prioridad en nuestras vidas, todavía nos dirigimos al cielo. En otras palabras, simplemente somos creyentes que sólo tenemos suficiente madurez espiritual para cruzar los pequeños lagos de la vida.

Por otro lado, si elegimos tomar la Palabra de Dios profundamente en nuestra mente y corazón y luego aplicarla a nuestras vidas, esa palabra liberará su poder sobrenatural para transformarnos de creyentes simples y básicos a súper creyentes, dotados de todo lo necesario. ¡Para realizar con éxito el largo viaje que el Espíritu Santo ha planeado para nuestras vidas!

Entonces, ¿hasta dónde quieres llegar en la vida? Tu respuesta determinará qué tan profundamente necesitas llevar la Palabra de Dios a tu corazón y a tu mente.

Si estás en esto sólo para dar un pequeño paseo a través de un lago, estarás satisfecho con un nivel bajo de la Palabra de Dios en tu vida. Pero si estás planeando emprender un largo, aventurero y emocionante viaje de fe, será mejor que te sumerjas en la Palabra de Dios. Mientras lo haces, esa palabra ungida te adornará con todas las provisiones que necesitas para llegar hasta tu destino.

Confesemos de labios palabra de vida sobre nosotras y los nuestros. Palabra como:

Efesios 1:3-14(mi versión personificada) Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que me bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según me escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuera santas y sin mancha delante de él, en amor habiéndome predestinado para ser adoptadas hijas suya por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual me hizo aceptada en el Amado, en quien tengo redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para conmigo en toda sabiduría e inteligencia, dándome a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. En él asimismo tengo herencia, habiendo sido predestinada conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que sea para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En él también nosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de nuestra salvación, y habiendo creído en él, fui sellada con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de mi herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.



Sobre la Autora
La Apóstol Limarie lleva 18 años sirviendo en distintos ministerios, entre ellos el pastorado, la educación Cristiana y el diseño de la mujer. Es esposa y madre de tres varones. Activamente está pastoreando, junto con su esposo el Apóstol Juan C. Vargas, la iglesia Casa de Adoración. Su libro más reciente es Yo Soy Quien Dios Dice Que Soy.

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