Esta es la septima y última parte de la serie de La Manifestación de los hijos. Si no haz leido las cinco anteriores, lealas para que pueda seguir la linea de discución.
Moisés tuvo esta conversación con los príncipes de los Hijos de Gad y los de Rubén con respecto de la conquista. Moisés les advirtió que no desanimaran a sus hermanos como había sucedido en Cades-Barnea, donde los príncipes de Israel entregaron un informe desalentador cuando fueron enviados los espías a Canaán.
Estas tribus fueron tribus que no produjeron mucho, especialmente la de Rubén, quien, aunque fue el primogénito de Jacob, nunca produjo un rey, un profeta o un juez; esto da mucho que pensar.
El castigo por este acto fue que Jehová juró que ninguno de esa generación pasaría a la Tierra Prometida y que los haría pasar 40 años divagando en el desierto; procesando y preparando a la nueva generación que si entraría, o sea, los de 20 años hacia abajo.
Esta brecha separa una generación de la otra debido a su perspectiva, a como ve las cosas, como las define, como las asimila. Dios nos pide que cuando él nos pone una misión por delante, no importa cuán difícil parezca, confiemos en él para completarla.
Hebreos 10:38 lee: “Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma”.
Nuestras convicciones se vuelven nuestras decisiones y también. Nuestras convicciones se vuelven nuestra condición. Tu convicción de quien es Jehová y que lugar ocupa en tu vida define que decides creer y que decides obedecer. No es lo que dices que vas a hacer, es lo que realmente haces lo que define tu fe.
Existen Generaciones de Conquista, Generaciones de Relevo, y Generaciones de Legado. Todas estas generaciones nos adelantan a nuestras promesas y bendiciones.
Generaciones de Conquista y de Retraso
Gad y Rubén fueron Generaciones de Conquista pero no fueron Generaciones de Legado, pues no heredaron donde tenían que heredar y junto con sus hermanos construyeron su propia bendición, cercana a la bendición de Jehová.
Pero también existen Generaciones de Retraso (Generación de Aaron y María), las cuales tienen que ser llevadas al desierto para ser probadas y procesadas.
Fíjese que, aunque Aaron y María murmuraron contra Moisés, solo María quedó leprosa. No tengo los detalles específicos acerca de esta situación, pero a mi parecer y en mi opinión, María recibió el mayor castigo porque fue posiblemente la que inició el rumor.
Las Generaciones de Conquista, Relevo y Legado, son parte del proceso, aunque no siempre son parte del resultado final. Están puestas para abrir la puerta, pero no para entrar por ellas, esa es la diferencia entre la Generación de Moisés y la Generación de Josué.
La Generación de Josué desconocen la religión, pero conocen la relación; no todo es malo en las nuevas generaciones, depende de a que sean expuestos. Nosotros somos la generación de la transición, la generación que ha hecho el cambio y los ajustes necesarios para que las nuevas generaciones tengan una nueva perspectiva, bajo una nueva plataforma y así juntos heredar.
Este asunto generacional no tiene que ver con edad, nos podemos ver tentados a juzgar. Sin embargo, este asunto generacional tiene que ver más con revelación y convicción que con edad.
“Dime que estás viendo y te diré a donde puedes llegar, porque se trata de visión y no de vista”
Oportunidades a todas las generaciones
Pertenecemos a la Generación de Josué, la Generación de los Perfectos. La generación que le creyó a Dios, que se movió por fe y que conquistó la promesa.
Números 32:11-12: “No verán los varones que subieron de Egipto de veinte años arriba, la tierra que prometí con juramento a Abraham, Isaac y Jacob, por cuanto no fueron perfectos en pos de mí; 12 excepto Caleb hijo de Jefone cenezeo, y Josué hijo de Nun, que fueron perfectos en pos de Jehová”.
Aquí la situación se pone interesante, porque los únicos que tuvieron acceso a la Tierra Prometida de esa generación fueron Josué y Caleb, los espías que tuvieron visión y animaron al pueblo a conquistar lo que Jehová les había prometido. La diferencia entre Josué y Caleb fue que vieron la visión desde la perfección.
¿Cuántos saben que no todos pueden ver la visión desde la perfección? Nosotros tenemos la misión de ver la visión desde la perfección, y entrenar a la generación que va a ser parte de la conquista.
Dios le da la oportunidad a cada generación, pero también le advierte si se alejan de él y lo dejan, él destruirá a todo el pueblo. La destrucción de Jehová se puede manifestar no en un acto de ira, sino en un acto de alejamiento. Si Jehová se aleja de nosotros, entonces nuestros enemigos señorearan sobre nosotros, tendremos necesidad y las plagas y enfermedades llegaran a nosotros. (Números 32:14-15)
Estar solos y lejos de Jehová es un acto de destrucción lenta, es como si nos quitaran la comida y el agua y nos dejaran a la intemperie. Esa no es la voluntad de Jehová. Sino que él sea nuestro Dios, nuestro Estandarte (Jehová Nissi), nuestra Paz (Jehová Shalom), él sea nuestro sanador (Jehová Rafa), nuestra provisión (Jehová Jireh), y nuestro Dios soberano y único (el Shaddai).
Conocer a Jehová es experimentar cada una de sus virtudes y su compañía diaria. Esa es la única forma de entrar correctamente en la Tierra Prometida. Esas fueron las manifestaciones que todo el pueblo experimento por 40 años en el desierto, pero aun así no alcanzaron la convicción ni la perfección para entrar en la visión.
Nuestra Generación
En este punto les tengo que preguntar, ¿a qué generación pertenecemos? ¿a qué generación usted pertenece? ¿a la de Moisés, la de Transición? ¿a la de Aaron y María, la del Retraso? o ¿a la de Josué, la de la Conquista?
¿Saben una cosa? Es posible que quizás no pertenezcamos a ninguna de estas generaciones y pertenezcamos a la Generación de Gad y Rubén.
Entendamos algo, los hijos de Rubén y Gad intentaron no ir a la guerra con sus hermanos, no porque tenían temor, sino por conveniencia, porque tenían muchas posesiones, o sea, tenían mucho que perder. Una persona que no tiene nada que perder puede luchar más intensamente que una persona que tiene mucho que perder. Depende de donde estén nuestras prioridades, depende donde este nuestro corazón porque allí estará también nuestro tesoro dice la Biblia.
Los hijos de Gad y Rubén preferían más la abundancia que ellos se habían construído que la abundancia que Jehová les proveía. Ellos preferían vivir independientemente que con sus hermanos. Ellos preferían vivir fuera de la promesa, en una tierra lo suficientemente cercana a la promesa.
Muchos hoy día prefieren lo mismo, vivir lo suficientemente cerca de la promesa pero sin las responsabilidades de vivir en ella, disfrutando parcialmente de la bendición de Dios. Son personas que están dispuestas hasta a luchar junto a nosotros, pero no quieren vivir cerca de nosotros. ¿Saben por qué? Porque vivir en la promesa requiere perfección.
Esto también trae una situación. Cuidado con las excepciones, porque cuando se les permite algo a algunos, otros se añadirán y querrán vivir de la misma manera.
Números 32:33 lee: “Así Moisés dio a los hijos de Gad, a los hijos de Rubén, y a la media tribu de Manasés hijo de José, el reino de Sehón rey amorreo y el reino de Og rey de Basán, la tierra con sus ciudades y sus territorios, las ciudades del país alrededor”.
En ningún momento se había mencionado a la Media Tribu de Manasés hasta este momento cuando se unió a Gad y Rubén para regresar al otro lado del Jordán. Pero ya establecidos era el comienzo de una nueva temporada para Israel.
Hasta aquí ya Moisés había cumplido su propósito y era necesario que hubiera el cambio generacional para continuar con la conquista de la tierra prometida.
Deuteronomio 3:18-22: “Y os mandé entonces, diciendo: Jehová vuestro Dios os ha dado esta tierra por heredad; pero iréis armados todos los valientes delante de vuestros hermanos los hijos de Israel. Solamente vuestras mujeres, vuestros hijos y vuestros ganados (yo sé que tenéis mucho ganado), quedarán en las ciudades que os he dado, hasta que Jehová dé reposo a vuestros hermanos, así como a vosotros, y hereden ellos también la tierra que Jehová vuestro Dios les da al otro lado del Jordán; entonces os volveréis cada uno a la heredad que yo os he dado.
Ordené también a Josué en aquel tiempo, diciendo: Tus ojos vieron todo lo que Jehová vuestro Dios ha hecho a aquellos dos reyes; así hará Jehová a todos los reinos a los cuales pasarás tú. No los temáis; porque Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros”.
En este punto les tengo que preguntar, ¿a qué generación pertenecemos? ¿a qué generación usted pertenece? ¿A la de Moisés, la de Transición? ¿a la de Aaron y María, la del Retraso? ¿a la de Gad y Rubén, la de la Conveniencia? o ¿a la de Josué, la de la Conquista?
El Apóstol Vargas es fundador de varios ministerios, donde la educación cristiana es uno de ellos. El es Coach Cristiano, Capellán, y un Maestro de la palabra de Dios. Su libro publicado más reciente es Mentoría Generacional.